top of page

PROCER DON JUAN DE SALINAS

RESEÑA  HISTORIA

 

Un proverbio popular reza: “El mayor obstáculo de todos los seres humanos es el miedo, pero la mejor forma de vencerlo es la acción”.

 

Este pensamiento, quizás fue lo que impulsó a los preocupados miembros del Consejo Municipal en funciones en el año 1.951, a emprender la dura tarea de conseguir la autorización del Gobierno para que funcione un colegio.

 

Hasta ese entonces, hay que reconocer y lo dicen en voz alta ahora, que se han perdido las artesanías, por haberse dedicado a sacar los títulos de bachiller en “nada”. Demasiado cierto en aquel tiempo; pues, era suficiente culminar el nivel escolar para dedicarse a las faenas agrícolas o a aprender algún oficio.

 

Emperaron, los señores Efraín Carrera Orejuela, Rafael Salvador Díaz, Augusto García Moscoso, Luis Acosta Dávila, Darío Figueroa Larco y Arturo Salazar, presidios por el ilustre sangolquileño doctor Jorge Washington Cevallos Salas, se dieron cuenta que este hecho estimulaba la división de las clases sociales, pues unos optaban por ser artesanos y otros pocos hombres se consagraban a las letras. Estos últimos por supuesto, eran aquellos que tenían recursos económicos o hacían verdaderos sacrificios para enviar a sus hijos a los colegios de Quito. Por cierto, los enviaban a los colegios fiscales en condición de internos; arrendaban una pieza y comían en algún salón. Además, esta forma de educar traía algunos problemas sociales, entre ellos, el que antes de terminar el bachillerato, los estudiantes o se casaban o perdían el año, debido a que el muchacho sintiéndose solo y a expensas de las distracciones que ofrecía la cuidad, se dedicaba a disfrutar de la vida y cuando se percataban era demasiado tarde.

 

Por esta razón, aquel puñado de sangolquileños que se hallaban formando parte del Ilustre ayuntamiento, consideraron que lo mejor era tener un colegio “propio” en su tierra.

 

Una vez que el Consejo aprobó la petición, emprendieron en la dura tarea de lograr la autorización para su funcionamiento. Claro, fue costosa, llena de influencias: sin embargo, la satisfacción alcanzada fue mayor, hasta que el día 17 de Septiembre de1.951, el Presidente de la República, señor Galo Plaza Lasso, firmó el Decreto Ejecutivo, que autorizaba la creación del Colegio Municipal, en la ciudad de Sangolquí.

 

La historia empieza

 

El nombre que desde el inicio empezó a brillar fue el de “Juan Salinas”, en merecido homenaje a nuestro prócer sangolquileño, que fuera el corazón de la gesta libertaria del 10 de Agosto de 1.809. Posteriormente, siendo Rector del Colegio, el Dr. Gonzalo Pérez Terán, este solicito al Dr. Jorge Washington Cevallos Salas, que hiciera las gestiones para añadirle la preposición “DE” al apellido de nuestro patrono, como en efecto ocurrió, después de impulsar el respectivo enjuiciamiento civil y conseguir que en adelante se lo reconozca como “Juan de Salinas”, nombre que le otorgaba un corte más señorial.

 

Veintiocho días después de entregado el Decreto, o sea el 5 de octubre de 1.951, se abrieron las puertas para que empiece a funcionar nuestro plantel, a la sazón, fruto de los esfuerzos de todos los ciudadanos del Cantón Rumiñahui.

 

Se iniciaron las labores

 

El Consejo designó como Rector, al distinguido ciudadano cuencano, Don Miguel Ángel Arízaga, y se iniciaron las actividades educativas con un total de 58 alumnos conformados por 32 varones y 26 mujeres. Los primeros docentes designados fueron entre otros: Quintiliano Montenegro, Segundo Argüello, Gonzalo Vasco, Gloria Nieto y Eduardo López.

 

Lugares donde ha funcionado nuestro plantel

 

La primera casa que sirvió para que el colegio iniciara su labor con el primer y segundo curso, fue la de la señora Elvira Batson, ubicada frente a la Droguería Álvarez, diagonal a la plaza César Chiriboga. Como aumentara el número de alumnos, se vieron obligados a arrendar la casa de señor José Tipán.

 

De allí pasó a “Cachaco”, lugar que actualmente corresponde al Camal y donde funcionaba también la escuela “Juan Montalvo”. En vista del significativo incremento de estudiantes, tuvieron que ubicarlo en el llamado “Elefante Blanco”, sitio donde actualmente funciona la escuela ”31 de Mayo” y el Colegio Nocturno “Rumiñahui”.

 

Se cerraron las puertas del Salinas

 

Lamentablemente, cuando estaba en pleno funcionamiento, se cuestionó si el colegio debía o no funcionar, discusión que se proyectó desde el mismo seno del Consejo, desembocando en el cierre de las puertas del Establecimiento.

 

Por esta circunstancia, los alumnos debieron repitieron el drama de antaño; ir a Quito a continuar sus estudios o regresar a casa a trabajar. De esta manera se desperdició un gran potencial humano que no alcanzó a terminar su instrucción secundaria. Sin embargo, más tarde fue reabierto, porque entraron al Consejo buenos sangolquileños y lo primero que hicieron fue poner nuevamente en funcionamiento al Salinas, para que siga brindando sus enseñanzas.

 

Los primeros 10 Bachilleres

 

En el año 1.958, siendo rector el Dr. Gustavo Efraín Gavela, nuestro colegio en una ceremonia imponente, incorporó a los primeros Bachilleres de la República, cuya nómina fue la siguiente: Joaquín Tinta, César Andrade Larco, Hugo Andrade Larco, Olmedo Oña, Luis Alberto Pérez, Jaime Robayo Campaña, José Loza Arroyo, Alfonsina Espinosa, Luz María Zuñiga y Nelson Morales Tipán.

 

Deja de ser Municipal en el año 1.967

 

En vista que el Municipio económicamente tenía muchos problemas y el colegio enfrentaba dificultades administrativas porque existía una exacerbada dependencia con respecto de la Corporación Edilicia, en conjunto, estas dos entidades se propusieron gestionar la nacionalización del Colegio.

 

Siendo Presidente del Consejo el Lic. Rafael Borja y Vicepresidente de la Asamblea Nacional Constituyente, el señor Asaad Bucaram, se procedió a una segunda votación y en ella, los señores diputados aprobaron conferirle el estatuto de Colegio Fiscal. De esta manera, después de 16 años salió de la égida del Municipio.

 

Al frente de estas gestiones se encontraba el Dr. Gonzalo Pérez Tipán, a la sazón del Rector del Colegio, quien fue ratificado en el cargo cuando este se tornó estatal.

 

De inmediato nuestro primer personero y los maestros, impulsaron las gestiones para contar con un edificio propio.

 

El Ing. Joaquín Larco entregó el terreno para el Salinas

 

Por aquel tiempo, presidía el Consejo el ingeniero Joaquín Larco, hombre amante de la cultura como lo demostró desde el Ilustre Ayuntamiento y luego en su función de Consejero Provincial, quien desde la Presidencia del Cabildo impulsó en distintos momentos, la donación de un total de ocho hectáreas y media de terreno, pertenecientes al Ilustre Municipio del Cantón; ubicadas precisamente en el lugar donde actualmente funciona nuestro Establecimiento; es decir, en la avenida Guarderas, frente al Ejido.

 

Los paradigmas no admiten quedarse en la historia

 

Si reparamos en el crecimiento experimentado por nuestro Plantel, llama al asombro reconocer que hace 50 años contábamos con 56 alumnos; después de 25 años con 500 y hoy, al cumplir 60 años de existencia, con 2.800 alumnos; cantidad que bien podría incrementarse significativamente si dispusiéramos de mayor espacio.

 

Respecto a la utilización de material didáctico, adviértase que si ayer en sentido figurado, no se disponía de reglas de cálculo por ser costosas para la época, hoy contamos con un departamento de computación e informática, con cuatro aulas virtuales, 150 computadores. Biblioteca equipada con treinta computadoras con acceso directo al Internet, laboratorios de física, química (por estrenarse), salón de uno múltiple, sala de Profesores, DOBEI, etc.

 

En años anteriores no se tenía espacio para patear la pelota número 5, ahora disponemos de un buen estadio, con graderío y tribuna.

 

A las tres modalidades con que inicialmente contábamos: Físicos, Químicos y Sociales, en la hora presente se han incorporado los bachilleres técnicos en las especializaciones: Informática, Contabilidad y Electromecánica.

 

Es decir, la ley de la dialéctica se cumple en el Colegio. Pese a que los agoreros del desastre luchan por mantenerlo como antes, hoy más que nunca nuestro Colegio se muestra acorde con las nuevas corrientes del saber científico. De allí que, quienes se engañan proclamando que el Salinas de ayer fue mejor, por la fuerza de la razón y la evidencia de los hechos, tendrán que reconocer que el de hoy es superior; porque en nada permanece a la zaga con respecto de los adelantos e innovaciones científicos experimentados en los últimos tiempos.

bottom of page